La peor tortilla de patata del mundo

Hace poco, siguiendo algún rastro de migas de pan llegué hasta una entrada de un blog muy interesante (Los amigos de los Ligasalsas) en la que, sin embargo, descubrí con asombro cómo el firmante incluía la tortilla de Betanzos entre las peores tortillas de patata del mundo. ‘Tortilla al estilo de Betanzos’ es la expresión que utilizaba. Y tortilla sorbete.

Si hoy es jueves esto es Tombuctú (calamares a la romana)

A pesar de este título que recuerda a aquella alocada película de los años sesenta ‘si hoy es martes esto es Bélgica’, pocas cosas tiene en común –estoy por afirmar- el libro que ayer presentó Paco Nadal con aquélla. No me refiero al espíritu viajero, pues no creo que haya muchas personas que viajen tanto y tan seguido como Paco (estoy seguro de que se desnorta con frecuencia en los despertares a reloj cambiado en camas ajenas, a pesar de la costumbre), si no a la manera de contarlo.

Puerto de La Valeta, en Malta

Desde mi ventana

Llego a casa cargado de notas y fotos de la última semana; un camino recorrido y mil historias que contar. Pero, lamentablemente, la noticia del día lo deja todo en un segundo plano. Así que cámara en mano abro una ventana y, siguiendo la técnica del cazador -por las prisas y cierta impaciencia- disparo tres o cuatro veces. Elijo una, la edito (y ahí va). El domingo quizás haga aquella sopa de cebolla que anoté en el debe hace más de un año.

Buen viaje, Paco.

Inauguración del camino (tallarines carbonara)

 

Ha llegado el día. Hoy por la tarde nos desplazaremos a Sarria para, mañana a primerísima hora de la mañana (interprétese esto con laxitud) empezar a caminar por los caminos de Lugo y Coruña hasta llegar a la capital del reino: Santiago.

Pero, aún antes de la partida y ya con la maleta hecha preparamos un plato de pasta que aporte energía para el camino y alegría para el espíritu. O al menos ésa es la excusa que se me ocurre rápidamente cuando la panceta ahumada me hace un guiño desde la nevera hace no más de cuarenta minutos. Y es que no hay como acumular una poca de culpabilidad para poder expiarla con calma durante toda la semana.

Camino y lluvia (ensalada de patata y langostino)

 

Tres días faltan para que este Vagón y sus pasajeros –pocos pero bien avenidos- comiencen lo que épicamente podríamos llamar una odisea pero que no será más que un peregrinaje, sencillo y honesto, al lugar de confluencia de caminantes más importante de Europa y segundo de Galicia tras san Andrés de Teixido (dónde va a parar). Más no quiero hablar ahora de éste para no desprestigiar a ese Jacobo ficticio pero rentable que ha convertido a Compostela en referencia cultural.

Deudas (guiso irlandés)

 

En el momento en que aparece el primer habemus en alguna de las redes sociales cierro todas las ventanas del navegador y abro el editor de textos con la esperanza de que la ola gigante pase de largo sin mojarme. Tarde o temprano lo hará, pero no hoy. Y aprovechando esos males en mi beneficio actualizo el Vagón de Cola, que de quieto se va a oxidar y eso no debe ser.

Manifiesto tardío (Cosas que me comprometo a hacer si gano el concurso Grita con Noruega)

 

Cada día lo he ido dejando para el siguiente, de modo que cuando acabó el concurso pensé que ya no merecía la pena publicarlo. Pero han pasado los días y como aún no se sabe quién es el ganador del concurso Grita con Noruega ahora, que quedan –creo- pocas horas para que se conozca el resultado y cuando ya no se puede hacer nada al respecto, me atrevo con este pequeño manifiesto.

Alivio de cuaresma (Coliflor con cecina)

No se lleve usted a engaño, pues en esta casa y en mi cocina (al menos desde que me dejan gobernarla) la vigilia no se ejecuta con planificada temporalidad si no que se guarda para silenciar la conciencia, frenar las culpabilidades y también a veces para alisar el terreno antes de un momento señalado como quien retrocede para tomar carrerilla.

Freixós (filloas)

Que si aquella feria, que si esta fiesta, cada evento más o menos señalado del calendario me hace caer en la trampa de ambientar la última entrada de la bitácora con su barniz. Y no digo yo que no sea ésta una buena estrategia para esos blogs hermosos, refrescados a menudo y visitados en abundancia que intentan marcar las tendencias alineándose con ellas (o adelantándose). Pero este humilde tablón, que no pasa dos días sin quedarse fuera de mercado, debería adornarse con mayor disimulo para soportar, cual cactus, los rigores del tiempo en sequía.

Nos vemos en Fitur (orejas de carnaval)

Pues ha llegado el día: nos vamos a Fitur, ese micromundo que, a pesar de menguar de año en año, permite disfrutar de placeres -mundanos aunque leves, pero placeres al fin y al cabo- como poner movimiento a las caras con las que intercambias mensajes durante el año, saludar a viejos -o nuevos- conocidos, hablar con personajes que sólo allí encontrarás y, cómo no, disfrutar de rituales gastronómicos imprescindibles en la agenda personal como los cafés y helados de Colombia, los frijoles de México y el guiso de carne y la Guinness que caerá el jueves sí o sí (Hola Viajes, os espero en Irlanda).