París

No estoy seguro, pero creo conocí Paris gracias a Víctor Hugo. Su Notre-Dame de Paris me enseñó a reconocer el halo mágico del río y las calles que formaba alrededor de la catedral en el siglo quince.

También realicé, algunos años más tarde, un viaje desordenado, inacabado y oscuro al piso bohemio donde muere Rocamadour, y me crucé con la maga y Oliveira en algún puente iluminado por las farolas de luz apagada de Cortázar. Conocí una ciudad distinta, nocturna y desde luego pesimista y trágica.

Números en el suelo (santa Eufemia)

En ocasiones, por motivos que no vienen al caso, asisto a alguna de las -numerosísimas- romerías que se celebran a lo largo de la geografía gallega (una por parroquia, seguramente). Más allá de que me gusten -que no todas- sí despiertan en mí una curiosidad más etnográfica que folclórica, que también algo (hace años que el impacto espiritual es inexistente), y únicamente mi pereza natural me impide profundizar más en determinadas costumbres.

La castaña

Sin llegar a la exageración de algunos que hace poco afirmaban que el primero de septiembre comenzó el invierno en España, estos días he experimentado los primeros síntomas de la llegada -temprana- del otoño. Que se lo digan a los días, que ofrecen puestas de sol cada vez más tempranas acortando las horas de luz.

Mermelada de melocotón

No hagas hoy lo que puedas dejar para mañana. Algo así, al menos, parece que pienso durante el mes de agosto, en el que tengo mucho tiempo para muchas cosas pero no hago ninguna. Salvo las imprescindibles. Porque cosas por escribir no me faltan, pero ayer había algo más urgente: unos melocotones a punto de claudicar.

El caso es que de un día para otro se estropean más. Y lo mismo pasará en breve con las manzanas, que llegarán todas de golpe y habrá que pensar en qué hacer con ellas para aprovecharlas al máximo (no tendremos ese problema con lo higos, es una pena).

Noche

¿En qué ciudad española se puede disfrutar de este ambiente nocturno en una plaza única en el mundo?

Exacto. Pues por ahí hemos pasado en nuestro agosto particular. Ahora estamos recogiendo experiencias. En unos días compartiremos. Mientras tanto no paséis mucho calor.

El duelo

A las nueve fui corriendo a Riazor a ver si todavía encontraba algún surfista despistado, pero no había ninguno. En la playa vacía sólo es sol se atrevía a dominar a las olas, excesivas, que toda la tarde batieron la arena.

Preguntando averigüé que finalmente se quedarán en Razo todo el fin de semana (se iba a celebrar aquí el campeonato del mundo junior de surf).

Y el ganador es… (Percebes)

Se acabó. El tiempo ha sido suficiente. Ha llegado el momento del sorteo del libro prometido en la entrada anterior. Reviso los comentarios –requisito necesario- en busca de las respuestas correctas: un acertante anónimo, Lucía, Ana Iglesias (que respondió por otra vía pero luego dejó el comentario correspondiente), Varsovialízate, Josiño, Sra. Prado y Josito.

Encuentros (Mexilóns e tuits)

Este pasado sábado se celebró en Bueu la entrega de los primeros premios Mexilóns e Tuits (#mexilonsetuits). Como alguien -a quien por supuesto no me preocupé en desengañar- pensó que yo podría formar parte del jurado, he tenido la oportunidad de vivir esta experiencia muy de cerca tanto en las semanas previas -entrevistas, vídeos, votaciones- como en la gala que nos llevó, a cientos de personas relacionadas con el Social Media (blogs, Twitter, Facebook, ya saben) al auditorio del Centro Social de esta pequeña villa pontevedresa.