Nos vemos en Fitur (orejas de carnaval)
Pues ha llegado el día: nos vamos a Fitur, ese micromundo que, a pesar de menguar de año en año, permite disfrutar de placeres -mundanos aunque leves, pero placeres al fin y al cabo- como poner movimiento a las caras con las que intercambias mensajes durante el año, saludar a viejos -o nuevos- conocidos, hablar con personajes que sólo allí encontrarás y, cómo no, disfrutar de rituales gastronómicos imprescindibles en la agenda personal como los cafés y helados de Colombia, los frijoles de México y el guiso de carne y la Guinness que caerá el jueves sí o sí (Hola Viajes, os espero en Irlanda).
Y aprovechando el hueco que en la maleta dejamos para traer mil anécdotas de la Feria nos llevamos para allá, como aldeanos que visitan la ciudad (que es lo que somos, y encantados que estamos con ello), unas orejas hermosas, coloradas del aceite, crujientes y delgadas como el gran Picadillo ordena en su biblia La Cocina Práctica:
“Se prepara masa con harina, huevos y leche. Se deja tapada en sitio templado dos o tres horas, gramándola mucho una vez que haya fermentado. Se extiende en una capa lo más delgada posible y se corta en trozos rectangulares, friendo éstos en manteca de vaca y espolvoreándolos con azúcar.”
Les pondría una más precisa pero no estoy hoy para sentar cátedra (otros días sí, no se crean). La mejor opción, en cualquier caso, es venir a Galicia a comerlas. Ourense, por ejemplo.
Ya saben, si lo desean nos vemos en Fitur.