Todo sigue igual (blanco y negro)
Nada, lo de todos los años. Se me fue el mes de enero; pasó tan rápido como los propósitos de siempre, que se repiten por intactos. Y acabó también Fitur como empezó, con los mismos excesos perennes, que parezco nuevo cuando voy con la esperanza de que este año sea distinto. El pabellón de madrid no era el mismo de siempre, por resumir las novedades de este año en una frase. Y tal.
Y oiga, que yo sigo maravillándome -horrorizándome- con las mismas miserias de siempre allí. Porque juraría que este año se ha batido la marca de alcaldes por metro cuadrado, y como siempre ahí el mérito lo llevamos en Galicia. Yo no sé si es que aquí tenemos más concejales y regidores que en otros lados, pero el despliegue que se hace es abrumador.
Como siempre, la organización de la promoción de Galicia se basa en una presentación cada media hora, diez horas al día, tres días de feria -profesionales-. Estamos hablando de decenas y decenas de destinos distintos dentro de una feria de turismo internacional, y los gallegos, en nuestros poquitos metros cuadrados de recinto ferial, pretendemos vender cada uno de nuestras comarcas, rincones y rías (incluso medias rías) por separado con la única estrategia de atraer a la prensa nacional e internacional justo el día en que está ocupada con las presentaciones de todos los países del mundo.
Y claro, sucede lo que sucede. Cualquier observador objetivo del pabellón gallego comprobará, desolado o divertido -dependiendo de la cercanía emocional-, cómo la grada gallega está llena, presentación tras presentación, día tras día (año tras año) de los mismos palmeros patrios sin oficio conocido (en Fitur al menos) más que dejarse ver por Nava Castro y demás personalidades encargadas de los repartos de presupuestos públicos destinados al turismo. Un día habría que hablar de a dónde va el dinero público del turismo en Galicia.
Palmeros, concejales, diputados varios y prensa gallega, representando el esperpento, que en blanco y negro podría ser perfectamente un camarote tan divertido como el de los Marx si no fuese pagado con nuestro dinero a tocateja (quién pudiera ver esas facturas). Hasta cuatro alcaldes distintos en la presentación de un destino (media ría gallega se presentaba como destino turístico imprescindible) en media hora de reloj, que comenzó tarde porque en la anterior el representante de la diputación se veía obligado a dar la réplica al alcalde de determinada ciudad gallega, ambos del mismo partido, rivales enconados. Y así uno tras otro.
Nada que reprochar, por otro lado y como siempre, a los técnicos de turismo (más mujeres que hombres; son ellas mejores que nosotros en el sector) con un trabajo enorme de creación de contenidos de calidad e intento de difusión con los pocos medios económicos disponibles para la promoción real del turismo.
No sé por qué me sigue asombrando todo esto. Hace años pensaba, ingenuamente, que se podría explicar y corregir el problema. Pero me equivocaba: no hay tal problema. La situación es conocida y aceptada por los que llevan el timón -presupuestario-, y nadie con capacidad para cambiarlo está interesado en hacerlo.
Como no hay receta hoy aprovecho para poner imagen de Fermín, el gato, con gesto inmutable de superioridad intelectual, como diciéndome no te quejes, ya sabías a lo que ibas.
Amén!!! La vida sigue
Amén!!! La vida sigue igual...
Me ha gustado mucho. Apertas!
Zasca^3
Zasca^3