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Fideos a la impostura

Leo a media mañana, con cierta dosis de incredulidad, una entrada en el -fántástico- blog Dar la brasa titulada 'Menos Falsarius y más cocinar'.

Allí Julia pone en duda la doctrina impecable del chef Falsarius, basada como seguramente usted sepa en la cocina impostora; en el uso de latas de conserva en platos cuyo resultado parece de una elaboración superior.

Mis conocimientos sobre la alta cocina -y la media- responden al acertado símil de Falarius (no soy ingeniero de la NASA ni me acerco), por lo que mi opinión, por poco valiosa, es aquí innecesaria. Pero sí me gustaría decir tres cosas.

La primera es que en nuestro país (en Galicia al menos) la calidad de las conservas es extremadamente digna y se pueden conseguir productos de altísima calidad y precocinados y envasados en recipientes para su comercialización.

En segundo lugar, pienso y recuerdo perfectamente a genios como Ferrán Adriá cocinando tortillas de patatas fritas de bolsa o servir como plato de altos vuelos sardinillas de lata pasadas por la sartén -vuelta y vuelta-. Cocina impostora de manual.

Y tercero, me gustaría decir que el libro de Falsarius Chef no sólo es una colección portentosa y recomendabilísima -en mi opinión- de recetas rápidas, ricas y engañosísimas (las que he probado dan el pego sin duda) si no que es un fantástico manual de lectura, ameno y divertido como pocos; cada receta con su hilarante introducción. Creo que el susosdicho tiene uno de los cuatro o cinco blogs del sector -de los que yo conozco- que pueden afirmar que tienen un estilo propio y único.

Así que, horas después de haber leído el post de Julia me encuentro en el supermercado y un lineal lleno de latas ilumina mi cabeza. Me acerco al extremo más alejado como quien se aproxima a la luz del final del túnel y veo allí, elevándose grácilmente sobre las demás una hermosa lata de níscalos. El hecho de estar en temporada de setas añade pecado a la picaresca y por eso me lo llevo a casa junto a un bote de nata y un envase de bacon ahumado. Como en estado de trance le dedico a Falsarius mi particular homenaje.

 

Fideos gordos a la impostura

  • 75 gramos de bacon a los que le cambiaremos el nombre por panceta ahumada para aumentar el caché del plato

  • Una lata de robellones (níscalos) de unos 200 gr. (Pero no cogidos en un pinar gallego, si no de lata)

  • 200 ml de nata.

  • 200 gr de fideos gordos

 

En una sartén salteamos la panceta ahumada con un poquito de aceite (poco, ésta soltará su grasa enseguida). Cuando esté empezando a dorarse añadimos los níscalos troceados y salteamos también unos minutos. Añadimos la nata y dejamos unos minutos a fuego bajo removiendo con una cuchara de madera hasta que ésta tome aspecto de salsa con dignidad y esté caliente.

Añadimos la pasta escurrida (que habremos cocido previamente hasta dos minutos menos de los indicados en el envase con una nuez de mantequilla, abundante agua y sal). Removemos y dejamos un minuto más que se integren los sabores. Si espesa mucho añadimos más nata o un poco de leche.

Y a disfrutar. Eso sí, nunca reconozca ante sus amigos que ha usado latas. Niéguelo siempre aunque las descubran en la bolsa de la basura. Pero por encima de todo no publique este tipo de recetas en la bitácora a no ser que quiera perder puntos y credibilidad. Al blog sólo se pueden subir espumas, reducciones, esferificaciones o glaseados. Queda advertido.

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