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Freixós (filloas)

Que si aquella feria, que si esta fiesta, cada evento más o menos señalado del calendario me hace caer en la trampa de ambientar la última entrada de la bitácora con su barniz. Y no digo yo que no sea ésta una buena estrategia para esos blogs hermosos, refrescados a menudo y visitados en abundancia que intentan marcar las tendencias alineándose con ellas (o adelantándose). Pero este humilde tablón, que no pasa dos días sin quedarse fuera de mercado, debería adornarse con mayor disimulo para soportar, cual cactus, los rigores del tiempo en sequía.

Sin embargo yo, que soy incapaz de cumplir las promesas que me hago cada vez que le paso la mopa al Vagón de Cola, vuelvo hoy a tropezar en el mismo sitio publicando uno de los postres más temporales que se dan por estas tierras: unos freixós resultones, cumplidores y socorridos que podrían sacar brillo a nuestra reputación cualquier día del año pero que, por algún motivo que no logro comprender, reservamos para estas fechas carnavalescas.

Se pueden encontrar muy buenas recetas de estas filloas en las más prestigiosas publicaciones del ramo (léase la oferta de Alfonso de Rechupete, las de Pam de Uno de dos o aquéllas queimadas de Loly de O Garfelo, por ejemplo) pero lo que le ofrezco desde esta atalaya del saber es mucho más valioso si cabe: la posibilidad de elaborarlas en apenas unos minutos.

 

Ingredientes para unos siete u ocho freixós (filloas) en sartén de veintidós centímetros.

1 huevo mediano

1 vaso lleno de leche

100 gramos de harina

1 pizca de sal

Tocino o aceite para engrasar la sartén

Mezclar todos los ingredientes en el vaso de la batidora y batir, sin miramientos, hasta que quede una pasta líquida y homogénea.

Calentar una sartén antiadherente y engrasar con un trozo de tocino pinchado en un tenedor o con un trozo de papel de cocina mojado de aceite. Debe quedar resbaladiza pero no mojada.

Echar la cantidad justa de mezcla para cubrir todo el fondo de la sartén (lo menos posible) y dejar unos veinte segundos.

Separar un borde con los dedos y voltear la filloa con las manos.

En otros veinte segundos (o menos) retiramos la filloa. Es posible que la primera no salga bien. La desechamos y seguimos con las demás, repitiendo el proceso y engrasando la sartén entre una y otra si fuese necesario.

Ir apilando las tortas en un plato. Se pueden espolvorear con azúcar en el momento de apilarlas.

(La primera foto, de calidad técnica inexistente pero irreemplazable como recuerdo, da fe de un desayuno con naranja de casa, café recién hecho y freixós confeccionados en casi tan poco tiempo como se tardó en despacharlos. La segunda fue tomada hoy mismo -si está leyendo ésto el sábado de carnaval; si no ponga usted 'hace unos días'- en el mercado de la plaza de Lugo, en A Coruña)

 

Nota de la redacción de Expreso:

Hoy, además de estas buenísimas filloas de nuestro compañero Manuel, queremos dejar aquí un enlace a otras filloas, las que describía un colega periodista, Manolo Méndez, que hace solo unos días nos ha dejado para siempre.

Este es el enlace al último post que publicaba Manolo Méndez en el blog de ABC Gastrohistorias, el 28 de enero:

http://www.abc.es/blogs/curiosidades-gastronomia/public/post/filloas-vr-crepes-15132.asp

Sirva como humilde homenaje de todo el equipo de Expreso a este gran periodista y gran persona al que tuvimos la suerte de conocer. 

 

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