Un alto en el camino (Melindres de Melide)
Todos los años por estas fechas, cuando los rayos del sol se van haciendo sitio -muy de vez en cuando- entre las lluvias que convierten a Galicia en lo que es, comienza un verdadero carrusel de fiestas gastronómicas por todos los rincones del país.
Desde ahora hasta bien entrado el otoño, pero especialmente durante el verano, el mapa de esta tierra se llenará de chinchetas indicando dónde homenajear a la empanada, dónde al percebe o a la nécora, a la lamprea, al pan de Carral o al de Cea o a los vinos, muchos, buenos y diversos, que se producen en pequeñas huertas de toda la geografía.
Así, se misturan los peregrinajes culturales –y religiosos algunos- de gentes del mundo a Compostela y de gallegos a Teixido (algún día se lo contaré) con los gastronómicos. Las bancadas se llenan de personas con sus servilletas anudadas al cuello y las mesas corridas, con su mantel de papel se llena de platos de plástico donde desborda el pulpo, las almejas de Carril o los pimientos de Padrón (que unos pican e outros non).
Y en algunos pueblos confluyen todos los peregrinajes, como en Melide, en la Coruña interior, a donde llega el piadoso tras atravesar Lugo en su camino a la catedral de catedrales (la de Santiago es la más bonita y punto) y donde encontrará todo el año, probablemente por sorpresa, el mejor pulpo que probará nunca a no ser que se deje caer en otra ocasión por Ourense o Carballiño, o esos dulces que allí se hacen, melindres, ricos y almendrados, que conseguirán que el peregrino recobre el color (sobre todo mojando alguno de estos en licor o aguardiente de café).
Mañana domingo –trece de mayo- se celebrará allí la XXI Festa do Melindre (e da Repostería da Terra de Melide, reza el cartel). Así que miles de vecinos de las comarcas cercanas y peregrinos de todos los lugares confluirán en esta pequeña villa para dar cuenta del pulpo, empanada y estos pequeños y almibarados dulces; una excusa para permitirle al cuerpo un exceso que, por suerte, se puede disfrutar todo el año. Y a disfrutar de la fiesta.
Son los melindres los que llevan la fama (yema de huevo, harina y azúcar fundamentalmente), aunque se encuentran también en otros muchos puntos de Galicia, al igual que los almendrados (clara de huevo, almendra y azúcar), pero son los menos conocidos ‘ricos’ los más peculiares, pues sólo se confeccionan aquí. Son una suerte de galletas de mantequilla (manteca de vaca, harina, huevos, azúcar y anis) muy características (la receta se puede encontrar en el blog de Colineta (Miguel Vila), experto y referencia en la materia gastronómica gallega). Lo suyo es peregrinar hasta estas tierras para conocerlos, no cabe duda. Y probarlos con un licor café, amigo íntimo del melindre y la repostería en general, o con un vino del país –por qué no-, ya sea garnacha, mencía u otro, pues congenian mejor de lo que parece.
Por cierto, en la web del Concello de Melide se transmitirá en directo por streaming la fiesta. También Xosé Manuel García, (Come e Fala de Radio Galega, domingos de una a dos) estará allí en directo. Pero no es lo mismo, claro.
Así que, viajero, cuando te encuentres en el camino con esta villa no pases de largo; párate en sus mesones a probar sus almendrados, sus melindres y sus ricos, siempre después del mejor pulpo del norte de Galicia.