Resaca de Valladolid (sopa de fideos)
Como casi siempre llego tarde. Cuando ya ha pasado una semana y otras ferias y otros eventos han borrado a Intur de nuestras pantallas me da a mí por publicar mi crónica. No tenía pensado hacerlo, entre otras cosas porque cualquiera que haya ojeado Expreso durante los días que ha durado la feria estará perfectamente informado de lo que allí pasó.
El caso es que el otro día me encontré en la tesitura de tener que escoger un plato para empezar a hacer frente a los rigores del otoño y, lejos de escoger cualquier plato contundente de cuchara, léase fabes con tal, o cocido con su sopa, o caldo gallego -del que daré cuenta más pronto que tarde aquí- y noté que el cuerpo me pedía una tregua; necesitaba algo más ligero. Así que me ha hecho recordar los excesos de la semana pasada, con su comida en Feria de Valladolid, su fabada de tres días, sus pinchos espectaculares en Los Zagales (muchos premiados, pero ¿habéis probado el más humilde de solomillo al roquefort o los huérfanos de premio huevos rotos con piñones y morcilla?), o la obligatoria visita a El Corcho para tomar un Rueda con unos espectaculares (sí, espectaculares) torreznos, sin contar con las sopas de ajo o el jamón de Guijuelo que pudimos allí degustar. Claro que también me trajo a la mente los momentos compartidos con compañeros de mesa redonda, los de la redacción de Expreso (Ana, Esther, Julia, Federico), la prensa de la Feria (Ruth, Laude, Silvia, Ricardo...) y toda la gente del turismo que tan amablemente quisieron compartir con nosotros sus experiencias e inquietudes (Koldo, Javier, …).
Así que, para curar el cuerpo de los excesos, decidí decantarme, en esta ocasión, por una sopa de fideos, hecha no con caldo de cocido fuerte y grasiento si no con un caldo de ave y verduras algo más ligero pero igual de reconfortante.
Ingredientes para la sopa de fideos
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una carcasa de pollo (o en su defecto dos cuartos traseros)
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Un hueso de caña o de rodilla de ternera (o un hueso desalado de cerdo)
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1 cebolla
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2 zanahorias
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1 puerro grande o dos pequeños
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Azafrán (molido o en hebras)
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100 gramos de Fideos finos
Si el hueso es salado o de jamón ponerlo a desalar al menos doce horas antes. Eliminar de la carcasa o de los zancos de pollo la piel y la grasa que se pueda.
Cubrir con abundante agua (unos tres o cuatro litros para que reduzca al hervir, si se hace en olla rápida menos) en una olla honda la carcasa de pollo, el hueso, la cebolla cortada en dos, las zanahorias en dos o tres trozos y los puerros del mismo modo. Llevar a ebullición.
Espumar dejar que se cueza a fuego lento durante una hora y media con la tapa entreabierta (si es olla rápida pueden llegar veinte minutos).
Apartar del fuego. Retirar la carne y las verduras (ya no se usarán, así que si hemos puesto pollo podemos usarlo para unas croquetas, o bien servirlo de segundo escogido, trocedado, y con una salsera al lado que llevará dos o tres cucharadas de caldo, tres o cuatro de aceite de oliva vírgen, pimentón bueno y tres o cuatro ajos picados crudos).
Colar el caldo, corregir de sal y volver a poner al fuego con el azafrán (si es en hebras es mejor tostarlo previamente en un papel de aluminio al contacto de la tapa de la olla). Cuando hierva nuevamente echamos los fideos, espaciados para que no se compacten, mientras removemos suavemente con una cuchara de madera, y cuando vuelve a hervir apagamos el fuego y removemos durante un minuto más.
Servir y disfrutar. De lo mejor para el frío.