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Por supuesto no es necesario que empiece diciendo que uno de los atractivos más elementales que ofrece Galicia al visitante es, sin duda, la gastronomía. La calidad y honestidad de los productos convierte cada plato de comida en una experiencia que justifica, seguro, la visita a un país ya de por sí atractivo (aunque poco conocido en general, aunque ese es otro tema).

No en vano, los festejos gastronómicos vertebran las fiestas locales de la geografía gallega tomando el protagonismo que en tiempos -no mejores- tenían los actos religiosos. Y es que los gallegos sí sabemos disfrutar lo que nos ofrece el entorno, aunque no sepamos (o no queramos) verderlo al exterior.
Y esta semana especialmente el centro neurálgico de la actividad gastronómica gallega se desplaza a Ourense, pues allí se celebra la decimotercera edición de Xantar, Salón Gallego de Gastronomía y Turismo, que representará en doce mil metros cuadrados decenas de restaurantes de toda la geografía gallega, española y portuguesa, contando con Islas Azores como invitado especial.
Este año, coincidiendo con el tren rápido que une Coruña-Santiago-Ourense (rápido para lo que había aquí antes, si vive usted en la meseta ponga en cuarentena estas palabras) se ha habilitado un paquete muy interesante para el sábado o el domingo que ofrece, por 43 euros desde la capital o 50 desde la ciudad de María Pita el viaje e AVANT a Ourense, una visita guiada por las termas de la ciudad y por su casco histórico y la comida en una de las salas de la exposición.
Así que, los afortunados que puedan pasarse por Expourense entre el día 1 y el 5 de febrero podrán disfrutar con comida, talleres (me habría encantado asistir al que Abastos 2.0 ofrece el miércoles) y otras actividades que allí se desarrollarán para visitas en general, aunque también para profesionales (un treinta y cinco por ciento de las visitas del año pasado lo eran, según la organización).
Los que no puedan estar allí ni un solo día podrán desquitarse con las noticias que, puntuales, nos enviarán los corresponsales de Expreso que, infatigables, catarán cada pincho, cada tapa o cada ración que por sus cercanías se encuentre para ofrecernos a los demás su testimonio. Buenos son ellos.

Yo, que no seré de los afortunados que allí me encuentre, os ofrezco simplemente un pequeño tesoro gastronómico que acabo de recibir de Ourense esta misma mañana: una empanaza de zorza. No habéis comido nunca algo así, seguro. Lo recordaríais. Pero no os preocupéis; un día os daré la receta.